Sí, a pesar de este larguísimo parón sigo existiendo, aunque me encuentro en un momento en el que dudo. Dudo mucho, quizá demasiado, pero tengo claro que no tengo paz interior. Algo me indica que debo actuar.
He dudado incluso hasta del título de mi blog, aunque quizá lo que pasa es que me encuentro en un lugar donde no debo estar, ni yo ni nadie de los míos (léase los míos como cualquier ser con buenas intenciones). Me niego a renunciar a pensar que la vida es maravillosa.
Decepción, rabia, impotencia, fracaso, injusticia, harto de oír críticas y juicios hacia los demás. Así me siento. No quiero saber nada de noticias, periódicos o telediarios. No me aporta nada, sólo resta. Somos marionetas.
Siempre me he considerado una persona muy positiva, optimista hasta el exceso. Y lo sigo siendo, pero necesito cerrar los ojos y pintar en sueños con lienzos de valores y sonrisas este mundo gris inundado por la mentira y la hipocresía. Han conseguido minar mi ilusión o quizá he sido yo mismo. Siempre es más fácil echarle la culpa a los demás.
A pesar de todo, sigue habiendo color.
Sigo siendo afortunado, cada día quizá más, pero no por tener un trabajo o por tener cosas materiales, sobre todo con la que está cayendo, sino porque veo como van creciendo mis hijos. Son muy buenas personas y eso es lo fundamental, aunque en esta película sin banda sonora hasta el más entusiasmado puede acabar aburriéndose. Esto es lo que realmente me preocupa.
A veces pienso que no tengo derecho a sentirme así, porque hay mucha gente peor que yo, y tiene mucho sentido. Quizá eso incluso me haga sentir incluso peor, ya que me gustaría que eso no fuera así y que yo pudiera ayudar de algún modo, pero me veo en un punto en el que 37 años de mi vida me han marcado y me han llevado a un punto, diría casi sin retorno. Decisiones de la vida que me han ido transportando a este mundo gris donde darle color cada vez cuesta más. Me castigo por mis decisiones pasadas.
Pero aún tengo que recuperar mi brújula y seguir el camino correcto. De momento van llegando muchas señales con las que voy construyendo un mapa.
Gracias a mi trabajo, a veces aprovecho alguno de los viajes para madrugar, trotar y conocer un poco el entorno que visito, ya que habitualmente por mucho que parezca, las visitas se limitan a un trayecto desde el aeropuerto hacia una zona industrial, cerrando el triángulo con el hotel.
Esta semana pasada visité Finlandia y el rato de trote fué muy especial, de esos que te hacen sentirte vivo. Os cuento un poco. Aterricé en Helsinki, donde me recogieron y llevaron hasta un precioso pueblo llamado Fiskars, situado a unos 90 km hacia el Noroeste de Helsinki. Durante el trayecto, aprecié en primer lugar el poco tráfico que había, y la gran cantidad de flora y naturaleza que rodea este precioso país.
Increibles sendas, rodeadas por una vegetación increible.
Al entrar en la autopista empezamos a ver señales de precaución por posible cruce de renos. Cuando pregunto qué tipo de renos son, me explican que son unos bichos que pueden llegar hasta 700 kgs y que las patas superan a veces la altura del techo del coche, por lo que un choque con un animalito de estos te puede dejar en el sitio. Según seguimos avanzando, voy descubriendo pequeñas sendas que se van introduciendo por los bosques y que me encantaría poder recorrer. Al menos me atrevo a preguntar si sería peligroso por la fauna, correr por el medio del bosque. El amigo Timo, me indica que los únicos animales que me podría encontrar por el bosque serían osos y lobos, pero que son mucho más miedosos que yo y que seguramente al oirme saldrían corriendo. Me quedo más tranquilo. (Su prima la escocesa, no veas).
Con el plan ya más o menos trazado en mi cabeza, aprovecho tambien para averiguar si la temperatura del agua está muy fría y me indica que no debería estar a menos de 17ºC. Echándo un poco cálculos de las temperaturas de la playa de San Juan, el río Zumeta y la Poza Reina, creo que está bastante fría, pero que podría resistirlo.
Tras aproximadamente una hora y media llegamos al pueblecito donde me hospedaré una sóla noche, ya que al día siguiente regreso a España. El pueblo es precioso, Fiskars, y el hotel, muy rural y el más antiguo que todavía funciona de todo el país. Me alojo en la habitación y en seguida me reuno con las personas con las que cenaría. Increible comida y cordialidad de la gente finesa. Tras la cena y al haber observado un poco la zona y haber preguntado, preparo la estrategia de la mañana siguiente. Tendré una hora para recorrer el pueblo, bosque, ruta botánica y río hasta llegar al pantano.
A las 7 de la mañana salgo del hotel recorriendo en primer lugar una ruta botánica preciosa por medio del bosque de aproximadamente dos kilómetros. Voy pasando junto a unas casas increibles, donde se respira ambiente muy familiar. Bicicletas de todas las tallas y colores simplemente apoyadas sobre un tronco de madera, sin ningún tipo de candado o similar. Desde allí llego al pueblecito donde voy recorriendo todos los edificios singulares que datan sobre todo de finales del siglo XIX. En las fotos podréis observar algunos de ellos.
Setas de todos los tipos y tamaños.
Senda marcada por las rocas. ¿Me estarán esperando los osos y lobos?
Llueve sobre mojado.
Antigua máquina de tren en Fiskars.
Antiguo parque de bomberos de Fiskars.
La torre del reloj del pueblecito.
Menudo rinconcito para perderse.
Oficinas construidas en 1888.
Fiskars es famoso por fabricar herramientas, tijeras,.... Aquí un cartel de una exposición.
Entrada a la antigua fábrica de herramientas.
Precioso molino de madera en el río.
Más que el finlandés, yo me hice un poco el sueco.
Gran productor de madera, pero de forma muy controlada. Imborrable el olor.
Parada de autobús para refugiarse del frío y con multitud de anuncios.
Al fondo el pantano, otro de los objetivos.
Tras pararme a fotografiar dichos edificios y sobre una fina lluvia que me acompaña casi todo el recorrido, me dirijo hacia el río camino de otro de mis objetivos, el pantano.
Me acuerdo de todo el mundo en este rato tan mágico. Hay detalles para todos, desde un precioso parque infantil hecho todo de madera, hasta las sendas que cualquiera de los locos por el monte matarían por recorrer. Cuando llevo unos 45 minutos, encuentro el rincón donde despojarme de toda la ropa y mochila y zambullirme en aguas muy frías y un poquito oscurita. La bañá finlandesa dura sólo 5 segundos, pero se graba para siempre.
No es el cabo, pero....
A partir de ahí, otro momento mágico. Los 15ºC ambientales me parecen perfectos para volver hasta el hotel sólo con mi pantalón, mis pies y mi torso completamente despojados, dejando que ese aire escandinavo se grabe en mi piel junto al dragón que cubre mi hombro. Momento que me hace sonreir y sentirme increiblemente bien.
Lo demás no cuenta mucho. Mi viaje se resume al final en una hora mágica dentro de una visita de unas 36 horas, aunque el resto no fuera malo, ni mucho menos. Al contar a las personas locales mi baño matutino, se reían, les parecía muy gracioso, pero me dijeron que había incumplido dos prohibiciones, una haberme bañado en el pantano en el que me bañé, y el segundo es haberlo hecho totalmente como mi madre me trajo al mundo. Y a mí todo esto, sabéis qué.... que me hace sentirme cada vez más vivo.
Si miro hacia atrás e intento ver donde empezó mi época de trotador, corredor, ciclista y triatleta, todo empezó en el maravilloso parque de Oleta River Park en Miami, cuando mi amigo Daniel me convenció un día para montar en bicicleta de montaña por aquellos locos recorridos que había preparado el hombre. Me lo pasé tan bién que esa misma semana me compré mi Cannondale.
Hoy volviendo a los orígenes y disfrutando en cada momento, he pedaleado durante algo más de 6 horas. Impensable antes de hacerlo y de hecho creo que no me hubiera planteado una jornada así, pero todo empieza por ver a mi gran amigo Joaquín y al gran Alberto.
A las 8:00AM en el parque de bomberos de San Vicente es el punto de encuentro. Yo salgo desde casa a las 7:15, y cuando llego ya llevo unos poquitos Kms. Puntuales los tres, salimos dirección a Agost siguiendo una ruta de wikiloc que Joaquín se ha descargado en su Nokia, el cual ha sujetado de forma muy original con una brida a la bici. Al principio nos perdemos un poco, pero poco a poco vamos subiendo y cuando nos damos cuenta, hemos llegado a la estación de tren de Agost, donde empieza la Vía verde, evitando el contacto con carreteras principales en casi todo momento. Revisamos presión de ruedas y mi suspensión que me estaba dando un poco de lata.
Allí empezamos los 22km de subida suave pero contínua de este precioso recorrido. Nos paramos un poco más adelante a la sombra de unas buenas higueras a comernos unos higos furtivos. Yo aprovecho a comerme un sandwich de pavo que me había preparado la noche anterior, ya que en ese momento me doy cuenta de que la mañana va a ser muy muy larga.
Vamos pasando kilómetros, túneles, cruzándonos con mucha gente en bicicleta, andando o corriendo, y el día pesar de ser muy caluroso nos gratifica con una suave brisa que ayuda a soportar las altas temperaturas. Según vamos llegando al final de la vía verde, mis piernas van pidiendo ya un respiro, pero lo mejor es cuando sobre el Km 20, decidimos que el buen momento que estamos pasando se merece un buen "almorsaret". Además en mi Oasis alicantino preferido, ese que se aparece cuando las fuerzas empiezan a fallar: El Restaurante Maigmó.
El trío calavera catando el jugo de cebada.
El amigo Joaquín se marca el lujazo de invitarnos a un pedazo de bocata de Salchichas con tomate y unas cervecitas bien bien fresquitas. Esto resucita a un muerto. Yo me resisto a la segunda birra y prefiero una coca-cola que me espabile un poco, porque el jugo de cebada estaba empezando a hacer efecto en mí. Al terminar nos dirigimos dirección San Vicente, pero cerca del pantano de Tibi por la Senda de los Cazadores.
Preciosa ruta. Una subida imponente de primeras nos ayuda a recordar los kilómetros que llevamos en las piernas y que el respiro de la birrita y el bocata, sólo ha sido una pequeña tregua. Cuando empezamos a descender, me maravilla ver cómo se maneja Ximo con su pedazo de Mondraker, bien armada y desciende que es una pasada. Alberto es una de esas personas que te sorprende por la capacidad de superación, ya que disfruta con todo lo que hace, con prudencia, y está alcanzando un nivel muy bueno. Ojito como demarró al final y nos dejó planchados a los dos.
Respiro mientras reparamos pinchazo.
En la bajada, un par de pinchazos nos ayuda a bajar un poco las pulsaciones, ya que hay algún tramo muy técnico que quita el hipo. En alguno de ellos, prudentemente decido echar pie a tierra y creo que hago lo correcto. Según nos vamos acercando a San Vicente, veo que el reloj marca casi la una de la tarde, y echando cálculos, veo que la comida en casa de los suegros peligra, así que decidimos aumentar un poco el ritmo, y Joaquín se ofrece a llevarme a casa en coche, porque desde su casa todavía me quedaría una hora aproximadamente. Además de este modo, he podido ver a mi amiga Merche y al gran little Joaquín (que está para comérselo), a los cuales no veía hace mucho tiempo.
No llevo gps ni cuentakilómetros, pero calculo algo más de 70km en total. En fín, maravillosa mañana, haciendo lo que me gusta, disfrutando de una compañía increible. Repetiremos seguro. Gracias Joaquín, gracias Alberto.
Cualquier corredor de ultras de montaña sueña algún día con correr esta carrera. Incluso el que no haya probado nunca el gusanillo de este deporte, viendo este vídeo lo entenderá. El Ultra Trail del Mont Blanc. Palabras mayores y pelos de punta.
Hoy el gran Jaime Nativo, verá cumplido su sueño. Es una pasada de persona y se merece todo. !!!Vamos Jaime!!! Desde aquí te apoyamos todos. Disfruta y como tú dices: "Ale, a ser feliz."
Hace muy poco, leía en un tweet una frase que me encantó, ya que cada palabra de dicha frase poseía un significado brutal. Después al averiguar que su autor no era otro sino el magnífico Paulo Coelho, todo tuvo más sentido:
“El Mundo está en manos de aquellos que tienen el coraje de soñar y correr el riesgo de vivir sus sueños.”
(Increible rincón perdido por la zona del río Zumeta. Gran fin de semana rural)
Analizando las palabras de esta frase:
-Mundo: Algunos verán el vaso medio vacío, pero para mí, Mundo significa grandeza, belleza, diversidad, libertad, agua….. todo.
-Coraje: Valentía, valor, luchar ante las adversidades…
-Soñar/Sueños: deseos, destino, mejorar, felicidad para todos, satisfacción…
-Correr el riesgo: Nuevos retos, dar el salto, hay algo más allá,… -Vivir: Engloba todo lo anterior.
Full Moonlight en la cima de Aitana. Increible compañía, imborrables momentos.
El bichillo disfrutando en Terra Mítica.
El pececillo, su sonrisa de estar disfrutando y la magia de la luna en Aitana.
Pues en ello estoy desde hace unos meses cuando por fin he abierto los ojos y le estoy dando valor a las cosas realmente importantes, a vivir, a soñar, a arriesgarme. Está todo en mis manos.
Intento pasar el mayor tiempo posible con mi familia, intentando hacer cosas diferentes que nos hagan sonreír a cada momento. Disfrutar con los amigos de un paseo nocturno por Aitana o de un refrescante baño en el mar mientras amanece, o bien tumbarte a ver las estrellas en un marco incomparable, en perfecta compañía y mientras cuentas estrellas fugaces, tu hija se queda durmiendo encima de ti. Qué me decís de un baño en las aguas heladas del río Zumeta, abriendo el rito espiritual, ya que los peques no se atreven por lo fría que está el agua.
Y mientras tanto, sueño. Sueño mientras duermo y mientras estoy despierto, ya que soy más consciente. Porque está en mis manos y porque estoy dispuesto a correr cualquier tipo de riesgo para conseguir algo parecido a la felicidad permanente.
Cuando nos parezca que estamos dejando de soñar, hay que parar, pensar y no dejar que nadie ni nada nos lo impida. Soñemos mucho, sobre todo en estos tiempos difíciles para hacer la vida más fácil a los demás, mientras vivimos nuestros sueños.
Érase una vez un machote que decidió salir a correr un cálido día de Agosto al acabar su jornada laboral. Tal era el calorcito que hasta las chicharras le acompañaban a cada paso saltando para aprovechar la pequeña ráfaga de viento que generaba la velocidad que llevaba.
A la altura del depósito de la Serragrosa tuvo que hacer la primera parada para recuperar un poco el aliento. En ese momento miró hacia atrás y vió cómo había dejado un rastro en toda la ascensión. Se había arrastrado literalmente hasta esa altura. Se había convertido en una serpiente.
A pesar de su estado físico y del calor reinante, nada borraba de su cara una enorme sonrisa, una sonrisa sazonada por todo el sudor que corría desde su frente. Subió hasta lo más alto de la Serragrosa para después dejarse caer por la cara de la cantera. Volvió a subir por la vertical de Jesuitas, para volver a bajar por la parte trasera.
Tras pasear por la Albufereta, e ir bordeando toda la costa, paró frente al escaparate de la carnicería Roselló para abrir un poco de apetito e intentar convencer al carnicero de que mañana se arrastraran juntos a primera hora boya tras boya.
En el último tramo de los casi 14 kilómetros, el cansancio va marcando el ritmo. Al llegar a casa, una ducha y baño en la piscina, le hacen recuperar su aspecto humano. La botella de mano vacía de agua y sales.
Moraleja: Sea como sea, no dejes nunca de sonreir. Si aprieta el calor, las chicharras te acompañarán y pondrán la banda sonora. Si tu estado físico no es el mejor, tranquilo porque al menos podrás contemplar cosas que no hacemos cuando vamos rápido.
Y ¿por qué hacemos todo esto? Esto es lo que se pregunta mucha gente. Pues aquí está la respuesta:
Gracias Michel por el vídeo. Gracias amigos de Trailfeet, en especial a Elías y Juanito, nuestros ángeles de la guarda. Inolvidable.