He estado visitando la Ciudad Prohibida, junto a mi compañero Jin, su esposa y su peque de tres años. Qué buena gente. La verdad es que me han ayudado un poco a levantar el ánimo con su compañía, hospitalidad y voluntad por agradar siempre. Realmente son especiales, y eso que casi no nos podemos comunicar, porque sólo Jin sabe un poco de inglés.
Por cierto, la visita muy chula. Colgaré fotos. Pero lo que más me ha sorprendido desde el primer día que llegué a este país, y que he terminado de corroborar hoy, es la alegría y sencillez con la que vive esta gente. Se ríen por todo, y no lo hacen para reirse de los demás, sino porque realmente son felices.
Qué pasada. Me encanta.
Y esto es increible. Esta es la mejor terapia ante cualquier problema. O mejor dicho, con esta forma de vida, los problemas no existen. Sin dejar de acordarme un sólo minuto de los míos, poco a poco me he dejado contagiar por ellos y he ido sonriendoles a todos. Con este gesto, me he mostrado mucho más cercano, y algunos ya se han atrevido a acercarse al "Laowai", término cariñoso con el que nos conocen a los occidentales en China. Incluso me han pedido posar junto a mi en alguna foto, como si fuera un famoso o algo parecido.
Realmente creo que el reirse es una de las mejores terapias que existen, y no sólo en cuanto al estado de ánimo, sino también a la salud. Sinceramente creo que a parte de la alimentación a base de arroz, noodles y vegetales, el reirse es una de las mayores causas del buen estado físico de nuestros amigos del Gran País. ¿No os parece?
P.D: Un fuerte abrazo a mis amigos que han corrido y sobrevivido el Yeti y la Maratón de Benidorm este fin de semana. Monstruos.
quizá por eso viven tantos años...
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