Ayer día espectacular en familia. Como el resto de semana, cero pasos anaeróbicos minimal, pero sonriendo mucho más. Como muestra el ratito que pasamos por la tarde cerca de casa en lo que denominamos First Baby Duatlón de Montaña. Me encanta y todo sin forzarle nada. Eso es lo mejor, mostrarles todo las posibilidades y que ellos decidan.
El valiente cresteando, cresteando, y....
Hoy Domingo, yo pensaba que mi amigo Pez, estaría disfrutando de un gran día en la nieve de Aitana. Los despertadores han sido caprichosos y no han querido que pudiera compartir la estupenda mañana que he pasado con el gran Antonio. Al llegar a casa he visto un mensaje y he intuido que la nieve quería para otro día.
Increible luna menguante colgando de una estrella celosa de perderla. Hemos arrancado a las 7:05AM desde la playa de San Juán, yendo por el Cabo, subiendo a Serra Grosa hasta el final, bajada por Jesuitas, y regreso por el Cabo. Hemos aprovechado para compartir un rato superagradable, en un entorno impresionante, con un amanecer increible. Nos hemos parado un par de veces a disfrutar de las vistas tan maravillosas (yo he aprovechado para coger un poco de aire porque el amigo vuela) y hemos repasado desde aspectos técnicos de zapas de montaña, hasta la grandeza de los hijos y las cosas realmente importantes en la vida. Un placer amigo. Al final nos hemos sentado en un banquito de la playa, donde yo he aprovechado para quitarme las zapas para volver a casa barefoot y han llegado dos señores mayores con sus perros, y me han llenado con su amabilidad. No sé por qué, pero ha sido uno de esos momentos que te marcan. Dos amigos de toda la vida, compartiendo una fresquita y soleada mañana de Domingo. Los perros, parecían que tenían una gran relación también y se respiraba armonía, mucha armonía. Ojalá sepa yo a su edad seguir valorando las cosas de verdad y no pierda la perspectiva.