Tuesday, April 26, 2011

Superdog

Estos días atrás de viajecito con la familia. Han  sido días increibles en lo que pronto será nuestro nuevo destino. Ya le dedicaré un post este fin de semana porque ha merecido la pena.

Nada más llegar a casa, deshaz maletas y prepara otras para ir a Rumanía. Esta vez con una gran diferencia: en este mi último viaje a Rumanía decidí volver a traerme las zapatillas de correr, al igual que hice en uno de mis primeros viajes. En aquella ocasión tuve problemas muy serios con los canes salvajes que purulaban por el centro de Bucarest. Tras patinar con el hielo, me decidí a correr sobre la nieve en un parque. Antes de llegar al final del parque, me empezaron a salir perros ladrando. Uno tras otro, hasta pasar con creces la decena. Corrían hacia mí, mientras ladraban cada vez con mayor rapidez y fuerza. Miro a un lado, miro a otro,...., sólo tengo una papelera que me ayudaría a levantarme 30 cm del suelo, y unos árboles que no aguantarían ni un segundo mi peso. Me agacho hago una megabola de nieve bien compacta y...... de repente me doy cuenta que la decisión no es la acertada, por lo que decido salir por patas sobre la nieve en dirección al hotel. No sé cómo lo hice pero recuerdo la sensación de casi volar sobre la nieve. No volví la mirada atrás hasta que dejé de oir los ladridos de mis nuevos amigos. Lo que debería haber sido una salida de algo más de una hora, se convirtió en algo más de 14 minutos de fartlek al 150% de pulsaciones.

En este último viaje, y ante la proximidad del megarreto del Trailwalker, 100km con mis amigos (qué ganas!!!!!!) me decidí a vencer este pánico que me llevó a renunciar a correr durante ocho semanas en el último año y cuatro meses.


Gracias al gran Jaime, me he convertido esta mañana en un hombre seguro, con una confianza abrumadora. Me he convertido en Superdog, capaz de superar el pánico que tenía a estos peludos. He corrido una hora por el mismo parque por el que tuve aquel incidente aquel día. Me he cruzado con varios perros, aunque ninguno ha hecho amago de ni siquiera acercarse. Pero en mi mano derecha, me acompañaba un ahuyentador de ultrasonidos para perros, que no he llegado a activar, pero que como digo me ha llenado de confianza según iban pasando los kilómetros. Mi pulgar creo que no se ha separado ni un milímetro del botón por si acaso.

Mañana segunda prueba. Espero no tener que probarlo, y si fuera así os informaría, no sé si con las dos manos o sólo con la izquierda.

De todos modos, esto no puede acabar así. Yo siempre he amado a los animales, y en especial a los perros. Ellos no tienen la culpa de ser así. No quiero abrir un debate, pero sí dejar un pequeño homenaje para ellos:

Sólo nos devuelven lo que nosostros les damos. Cuanta falta de cariño hay aquí.

3 comments:

  1. Espero que vuelvas entero superdog.
    Por cierto, te dijo Jaime que sólo funciona aplicándolo en el interior de la boca, concretamente direccionandolo hacia el maxilar superior en un ángulo de 30º respecto a los incisivos inferiores??
    Bueno da igual.
    Tú al mismo tiempo que le aprietes al botón... SAL CORRIENDO A TODA OSTIAAAAAA.
    Un abrazote

    ReplyDelete
  2. ten cuidado amigo...
    Precisamente la semana pasada colgue un post sobre ello en mi blog...
    No se... quizas no venga mal ghacerse con uno de estos...
    Saludos!!!

    ReplyDelete
  3. A ver si el trasto funciona sin pulsarlo??, a ver si es que los xuxos lo huelen y se cortan??... ¿Estarás aquí para el 17? Necesitaré todo mi armamento para rular en solitario por esas fechas.

    ReplyDelete